lunes, 22 de febrero de 2016

Winter is coming...Por fin

Y no es que yo como ciclista quiera que haya hielo en la calzada, se me queden los pies como dos cubitos y las puntas de los dedos me ardan del frío, pero si luego en primavera voy a tener que ir más abrigado que ahora, pues cada cosa a su tiempo.
Ahora toca mantener el tono, no acomodarse y disfrutar de la bici y poder pararse a hacer una foto de ese rincón por el que pasas mil veces y la mitad sin prestar atención.

 Vitamina C para los resfriados

 Explorando Collserola

 Tibidabo entre las nubes

 Preparada para las lluvias

 Pies secos
¿Primavera? No, pleno invierno

 Munición para la Ariegoise

 Escarcha en las cunetas, cuesta de encontrar

Relax después de la batalla

domingo, 7 de febrero de 2016

Febrero, carnavales y pedales

Pues eso, mes número 2, al menos eso se encargó el cuenta de decirme el otro día después del entreno.

Casualidades de los números.

El otro día unos ruiditos me volvían loco, así que mecánica popular, parte I:  Aflojar, limpiar y engrasar. Los pedales son una fuente generadora de ellos, así que grasa a tutiplén. Primero intenté pasarlos por la barriga a ver si así mataba dos pájaros de un tiro, pero... no funcionó.

Listos para el engrase

Cada vez estoy más contento de haber dado paso al titanio. Además con esta geometría tan clásica, hay bici para rato.
Junto al mar

En cuanto a las salidas, pues vamos dándole al pedal. El otro día con Juan, llegamos a pie de las Ventoses. Primera rodada del año. Él estrenaba casco, creo que lo ha comprado a imitación de algún ídolo del ciclismo... ¿Quién será...? jejeje


Dos mojitos

Definitivamente como le siga incorporando cacharros a la bici, no habrá quien la mueva, pero este, a parte de friki, puede ayudar a que alguien no se me lleve por delante, así que puesto desde ahora está.
Es una luz de freno. Sencillo y efectivo. Al accionar el freno, el cable cierra la pinza y se enciende la luz.

 Instalado

 Funcionando

 Foto sin flash

Si quereis uno, yo lo compré en Artbike y allí mismo me lo instalaron en un santiamén. Los sueños para tener una bici ultraligera nunca me quitaron el sueño, pero si es por una buena causa, merece la pena.