Después del madrugón, dejamos los coches en Puigcerdà y empezamos a subir Puymorens. Yo me estrenaba en este puerto en bici. Con el coche me daba la sensación de ser bastante tendido y llevadero.
El primero a la saca
La bajada un caos. El que me vuelva a decir que los franceses respetan a los ciclistas...
Llegamos a Ax les Thermes y para arriba. Sin pausa ninguna. Pailheres nos espera. Encima con obras.
Básicamente que había grava en toda la subida
Reconozco que le saqué las telarañas al piñón de 29 ya que lo llevé casi toda la salida, entre otras cosas por no poder ponerte de pie para no perder tracción con la gravilla. Se me hizo un pelín larga la subida, pero aún así no paré en ningún momento, aunque fuera a paso de tortuga.
Los caballos no se la quisieron perder.
Y pensar que son para comer...
En la bajada, Quique pincha y el único que estaba allí soy yo, así que cambiamos cámara y para abajo.
Las paellas de Pailheres
En la bajada nos cruzamos con Gabriel y su grupeta. Desde luego que el mundo es un pañuelo. Y siguiendo con los tópicos, aquí nadie entrena.
En Mijanes, paramos en un bar, donde con toda la desgana del mundo nos sacan unas cocacolas templaduchas y tras mucho rogar unas chips y un poco de queso.
Subimos el Col de Hares que se agarra como una lapa. Ya de bajada, en Formigueres, la boulangerie, cerrada por vacaciones. Nos desquitamos con unos paninis y unas pizzas en un bareto de al lado. Ya desde allí solo queda algún que otro repecho y la bajada hasta Puigcerdà, donde no echo de menos el piñón de 11, ya que yendo agarrado abajo y bien acoplado, llego a coger más de 60 km/h.
En definitiva, genial día de bici.