Todo el que haya montado en bici alguna vez, se ha topado con el muro invisible. No puees ver donde empieza, de repente crees que vas bien y PAM, te das de cara con él. No vas, no encuentras tu desarrollos se te va el grupo fácil y si no se apiadan de ti y aflojan puedes pasar las de Caín.
Ayer con el fuerte viento que nos ha traído la primavera, hubo alguno que se dio de cara con él. Íbamos a dar la vuelta por Olivella, por variar un poco el recorrido, un terreno de esos que va picando para arriba continuamente y no te deja recuperarte.
Enfilados contra el viento
Ahora no sé quien encendió la mecha, pero entre todos la mataron... Yo estuve reservón, entre otras cosas por que el cambio sigue haciendo el tonto y no podía ir con el desarrollo que escogía sino que a veces le daba por bajar dos piñones de golpe y otras no subía, un drama. Así que para no incomodar a quien iba detrás, me quedé de coche escoba.
Mis tattoos de quita y pon
En la N340, el famoso repecho hasta Avinyonet hizo pupita de la buena, el muro invisible volvió a aparecer. Unas veces se sube a plato y dando hachazos pero hoy la cosa no estaba para nada.
El final del repecho
A partir de Avinyonet, me quité las perneras, justo cuando el frío volvió a hacerse sentir, 100% Murphy. La bajada de Begues no permitía grandes alegrías, así que poco a poco y buena letra.
Hoy lluvia y viento, descanso obligado.