jueves, 14 de junio de 2018

El modo "ansiaviva"

Si no te gusta el ciclismo, pero de verdad, no lo entenderás. El modo ansiaviva, es un momento de la temporada en el cual tus piernas son dos pistones mitad blancos mitad negros y que únicamente te piden guerra. Tus conocidos de grupeta se convierten en rivales a batir y las paradas técnicas se ajustan al mínimo imprescindible mientras te preguntas como puede ser que los pros sean capaces de hacer sus necesidades sin acabar totalmente salpicados.
La semana pasada dieron agua, mucha agua. Hemos tenido suerte de pasar el 40 de mayo porque alguno tenía escamas ya de tanta lluvia.
A pesar de ello decidí visitar al Mazinger. Desde casa son entre 160/180 km dependiendo del recorrido.
Pintaba bien el día, así que decidí ir hasta allí. La escapatoria del tren estaba relativamente cerca, cosa que tranquilizaba bastante.

L'Arboç con su réplica de la Giralda.

 Llegando a Rodonyà, viento de cara, ¿Qué raro verdad?

Decido llegar por el Plà de S. Maria. Es un poco más largo, pero más tranquilo. En la gasolinera, coca cola y cruasanes. Las nubes van creciendo un poco más. Y se ponen de un gris "panzaburra" que no augura nada bueno.
¿ Susto o muerte?

El superheroe de mi infancia sigue ahí en su pose victoriosa de todos los años.

¡¡¡ Puños fuera!!!

La cosa ya no está para cachondeo, así que camino de Pont d'Armentera y decisión fácil. Buscar la costa y con ella el Cercanías para que cuando se abra el cielo tenga el comodín del tren a mano.

 No me salva ni Perry!!! Desde aquí el móvil a la funda.

Llegando a la bajada de la Pineda, lluvia intensa. En algún momento empiezan a rebotar bolas de granizo contra el casco. La frenada combina el apretón de las manetas con la jaculatoria: "porfavorporfavorporfavor" resumiendo que las pastillas no una m***da. Y me queda el paso por algunos tramos de la C-51 con tráfico pesado.
Al final aclaró y continué hasta Cubelles donde después de ver que la tormenta había llegado a casa dando un rodeo, cogí el tren de la bruja y me evité el paso por las Costas con lluvia.

 A salvo de los marcianos

Otros días hay que saber saborear los placeres de la vida. Así que después de una ruta corta pero intensa, me autoinvité a un almuerzo de esos que me hacen olvidar la palabra ansiaviva, de hecho la RAE tampoco creo que tenga previsto incorporarla al diccionario en breve.

Homenaje.

jueves, 7 de junio de 2018

Montseny, espectacular como siempre

Una semana después de la BPB y con las reservas aún por rellenar, salida con el club al Montseny. Unos cuantos se han apuntado a la Purito. Así que todos los recorridos de aquí a agosto picarán para arriba. ¿Qué he hecho yo para merecer esto?


La previa

Empezamos a subir Collformic por el lado duro de S. Maria de Palautordera. Ritmos distintos. Los pesos pluma van hacia delante. Xose pincha y José María y yo nos quedamos a reparar. El resto va para arriba.

 Ya estamos todos.

Bajada larga y en Seva esperamos otros 20' Nuevo pinchazo de Xose. Toni se quedó con él. Cuando las cosas no van, no van.


 Camino de Viladrau

Esta carreterita me encanta para rodar, al menos hasta el desvío de Santa Fe, donde dos rampas señaladas con el 10% me vuelven a dejar en mi sitio.

Jose María en pleno esfuerzo

 Ya quedamos en dos grupos. Ellos subirán hasta el Turó. Yo ya he tenido bastante y la perspectiva de un bocata en Sant Celoni me recompensará la falta de hematocrito que me dará el Turó, jejeje.

 La grupeta ya reducida

¿Vamos o no vamos? Bocata's time

Salida muy recomendable, con ritmos para elegir y otra manera de vivir el cicloturismo.

sábado, 2 de junio de 2018

BPB 2018 La Crónica






Que nadie diga que no estaba avisado

¿Dónde me he metido? Hace ya ocho años de la primera vez que participé en la BPB. Este año se modificaba el recorrido. Se abandonaba la primera parte que recorría la costa y el cruce de la frontera por Portbou. El año que viene es año París Brest ¿¿¿¡¡¡¡YAAAAA!!!!???? Y de esta manera me aseguraba un poco de adelanto en el orden de preinscripción, pero como decían en Fama, “la fama cuesta…” pero cuesta arriba, claro.
Toda la semana estuve sopesando con Miguel Angel, otro loco de la larga distancia el tema del material. Transportín trasero y bolsa trasera descartados. Demasiado peso y tentación de incluir más cosas “por si acaso” que luego habría que arrastrar durante 600 km. Además en esta brevet te permitían dejar una bolsa con material en  alguno de los tres controles que teóricamente te pillarían de noche.

Así iremos, minimalistas

El día de antes, preparación de los bocatas y del material. Afortunadamente la bolsa delantera admite todo lo que le he puesto en un Tetris de bocatas, barritas, chaqueta, repuestos…

Esto se viene conmigo

Llevo una cubierta de recambio debajo de la potencia, es una cosa a la que no puedo renunciar. Psicológicamente me da tranquilidad saber que salvo avería gorda, puedo ser autosuficiente.

La cubierta de recambio camuflada

Desarrollos, 50-34 y 11 32 atrás. Hacia la segunda parte de la prueba, el desviador me rozaba con la cadena en el 32. Así que casi todas las subidas fueron con el 29, salvo cuando ya no podía más. Cubiertas, Continental GP 4000 SII en 25 mm. Para mi gusto, la mejor cubierta. Resistente a los pinchazos, rodadora y buen agarre en todas las superficies. Además te avisa antes de perder tracción y derrapar. Es un poco cara sí, pero yo les meto unos 6000/7000 km y  eso que la trasera por mi peso, la cuadro bastante.
Viendo la previsión meteorológica, de corto estricto. Solo llevo una chaqueta de Windstopper en la bolsa, que a la postre me salvaría de una hipotermia al caer la noche.

El cuadro de mandos

Viernes, 22:30. Me voy al sobre. El despertador tocará a las 03:15 y no me sobrará el descanso este fin de semana. Por si acaso pongo el del móvil también. En una previa de otra brevet, se me fue la luz y por pura chiripa me desperté a tiempo.
Esta vez, una tormenta eléctrica a eso de las 02 a.m. se encarga de quitarme el sueño de golpe. No me lo puedo creer, ¿llueve? Pues sí, llueve. Cargo la bici en el coche y el limpia no para de funcionar. Sinceramente no me planteo no salir, pero tampoco me hace mucha gracia mojarme durante unas 34 horas que durará esto.
Saco la bici y entro en el Velódromo, allí paso la revisión de la bici, dejo la bolsa y recojo dorsal y maillot.


Sonrisa nerviosa

 Después de varios días de hablar por tel, Miguel Angel y yo, nos reencontramos en persona y cambiamos impresiones.


Somos top models o ciclistas?



Alea jacta est



Un cafelito

La salida se hace de uno en uno, para evitar aglomeraciones, bueno, tampoco tantas, salimos "solo" 99 locos.


El primer sello

Bajando en un stop, lo dicho, frenando se me va de atrás pero la rueda vuelve al redil. Mi asignatura pendiente son las bajadas y en mojado, más. Bueno, las subidas también, jejeje.

La grupeta con la que había ido saliendo de Barcelona la he perdido, así que venga, en solitario. Después de un buen rato me atrapa Miguel Ángel. Ha salido un cuarto de hora después y ya está aquí. Si me va a llevar así, malo. Voy con un ojo en el pulsómetro sin querer pasarme de revoluciones. Y llegamos al primer control, S. Julia de Vilatorta.


Pintaba bien el clima y el paisaje.

 Fruta, dulces, embutidos, coca cola, todo lo que el depósito de un brevetero admite. Me unto de crema solar que ya empieza a picar.


Tirando del carro en lo llano, mira que me gusta


Este también estaba invitado

Seguimos a buen ritmo, todavía las fuerzas están casi intactas. Afrontamos el coll de Condreu, laaaargo, muy largo.


Coronando


Km 138. 2º control. Sant Esteve d’en Bas. Este club organiza la Terra de Remences, así que atender a cuatro gatos para ellos no es nada y se nota, mesa, carpa para el sol y buena comida.



Un oasis de sombra y relax


Que paisajes

 Ahora viene un buen tirón, hasta el siguiente control, son casi 100 km, la subida al Capsacosta y luego la para mí desconocida subida al coll d’Ares.


Será por puertos

Miguel Angel me sugiere que paremos en Camprodon a comer y beber pues luego entre la subida y la bajada se nos puede hacer eterno. Así que asaltamos un super y en la puerta comemos.


Glamour es esto

Después de una subida interminable, pasamos a Francia, los carteles dirección Amelie les Bains, se hacen cada vez más frecuentes.


Coll d'Ares, interminable



Procuraré no pasarme


Km 230 3er Control Amelie les Bains. Allí recibo una mala noticia. El estómago de Miguel Ángel no da para más y decide que se retira. En el control, estamos solos, solo hay dos ciclistas más de Madrid (por la ropa que llevaban) muy apalancados. Me da un poco de reparo preguntarles si continúan o no, así que después de avituallarme a la francesa, me despido de él y en solitario.



Poco antes de la mala noticia


Le plat du jour


Para volver por la Jonquera, cruzo por un paso que en ocasiones me parece de contrabandistas, por lo empinado y abrupto. Eso sí, evitamos todo el tráfico pesado fronterizo que veo pasar por el viaducto situado a muchos metros por encima.
No veo a ningún ciclista, pero cuando paro a ponerme los reflectantes, a los dos minutos me cogen 5 por detrás que van a ritmo fuerte en los repechos, me cuesta no perderlos pero después de tanta soledad hay que aprovechar un rebufo. Llevaban la luz dando destellos, cosa que cuando vas a rueda es muy incómoda, además de prohibida en el reglamento de las brevets.
En un desvío paran, supongo que a aliviar la vejiga y ponerse el chaleco porque ya hacía tiempo que estaba bastante oscuro. Yo continúo mi camino, ya volverán a cogerme. A partir de aquí el móvil decide morirse. Como necesito movimiento para que la dinamo cargue, además de preferir cargar el gps que el móvil, no habrá fotos hasta mañana.

4º Control Banyoles km 316
Aquí uno de los pocos puntos negativos de la marcha. La comida. Una bandeja de arroz y guisantes con una pechuga de pollo hervida, además ni mesas ni sillas. Al suelo en el polideportivo. Mi móvil ha caído muerto y no recupera a pesar de que lo pongo en carga. Mal momento para quedarse incomunicado con toda la noche por delante. Salgo y me entero que el Madrid ha ganado la Champions, seguro que con menos esfuerzo del que llevo yo. Subida a Santa Pau, empieza a refrescar. Decido estrenar la chaqueta de Windstopper comprada para la ocasión. Estoy haciendo mucha publicidad gratuita, lo sé, pero solo hablo de lo que pruebo y compro y me funciona. Os puedo decir que vale lo que cuesta. Hasta 8º y con maillot de verano y ni gota de frío. Bajada Olot y a por el último puerto antes de Ripoll, donde me esperaba ropa limpia y un trozo de suelo en el que reposar la maquinaria después de estar todo el día encima de la bici.
5º control Ripoll km 380
Lo de ir toda la noche del tirón hace horas que quedó descartado. Coincido con Jordi un tipo genial que lleva siempre la bici que da gusto verla. A través de su móvil, envío un mensaje a casa. Todo ok. Me aseo y con la ropa limpia, agarro una esterilla una manta térmica y a pesar de un “oso roncador” me tapo con el buff ojos y oídos y caigo en un sueño ligero pero que algo alivia. Al compañero de al lado le suena el móvil. Le pregunto la hora, son las 5:15. No hay descanso para el guerrero, me abrigo y salgo a la carpa donde estaba la comida. Picoteo algo de lo que hay por allí y empieza el segundo día. Toca llegar a Avià, pasado Berga, pero antes hay que comerse otro puerto, Les Lloses, sin rampones pero con una longitud que me hace replantearme una y otra vez lo de que hago aquí. En Vilada, en una panadería veo cuatro bicis incluida la de Jordi. Me ven la cara y me intentan animar. Como y tomo café. En Berga no hay tren, ironías del destino la estación más cercana es Manresa, siguiente control después de Avià.
6º control Avià km 429
Aquí desayuno muy a gusto. Nada más salir, el calor empieza a apretar, me engancho a dos breveteros que no me hablan en todo el rato que estoy con ellos, eso sí, me pego como el velcro y voy a su rueda. Tenemos que esquivar la salida de una carrera ciclista, que irónico. Finalmente, consiguen soltarme a base de apretar en los repechos, mi asignatura pendiente. Bueno, una de ellas. En las inmediaciones de Manresa, me lío con las flechas de la brevet y las de la carrera. Por suerte es la sede del P.C. Bonavista. Donde me inicié en esta locura de la larga distancia.
7º control. Manresa km 480
Saludo a Pere Martí, que nos sella y acoge en la sede del club. Llevo cruzado desde que me levanté el domingo. Ahora me quedan casi 100 km hasta el Papiol, penúltimo control. La tentación de coger el tren y plantarme en casa en dos horas me ronda y mucho. Pero sé que sería un lastre psicológico. Prefiero padecer y terminar que dejarlo aquí  y ahora. Me arrepentiría mucho. Así que sigo.
Nada más salir, la subida a S. Salvador de Guardiola. A pleno sol, intento mentalizarme que quedan menos de 120 km, pero la fatiga se ha instalado en la bolsa del manillar y lastra la bici. Voy con Jordi y tres compañeros más, haciendo la goma y en modo Chiquito: "No puedo, no puedo, no puedo" Sé que no es la mejor manera de afrontar una brevet, pero la neurona patina más de la cuenta. En la Pobla de Claramunt, paramos en una gasolinera, aquí nos juntamos con Jaime y la peña de S. Feliu con los que había ido coincidiendo también.



Aún tenía ganas de hacer fotos

Dirección Vallbona d'Anoia, los suelto. Si he de retirarme a 50 de meta, me retiraré, pero no quiero seguir padeciendo viendo como se me van poco a poco. Ahora viene un terreno conocido y al menos un poco favorable para poder rodar. Llego a el Papiol y el colegio donde está el control está arriba, como no. 

8º Control. Papiol km. 572.

Vuelvo a coincidir con Jordi y su grupo, palabras de ánimo. Nos queda un suspiro, pero que suspiro.


Como fotógrafo no tengo rival


La cara lo dice todo

Afortunadamente, hay un fotógrafo allí y me saca un fotón de miedo, gracias desde aquí.

Im-presionante, en dos palabras, no parezco ni cansado

Desde aquí nuevo bucle por Sant Cugat, Cerdanyola hasta subir el Forat del Vent, esto ya está hecho.

Sellar, recoger la bolsa y jurar que nunca más, son las tres primeras cosas que hago al llegar al Velódromo.

Foto final

De 7000m+ nada de nada. Fueron más

Por último solo me queda destacar la falta de incidencias mecánicas y que parece que vamos aprendiendo. Cada vez somos más prácticos y llevamos menos "porsis" que al final le hacen ganar un montón de peso extra.
Una mención muy especial para mi "Santa" que me aguanta y me anima en todas estas locuras. Aunque a veces ponga los ojos en blanco cuando le digo aquello de: "Cariño, salgo a dar una vuelta en bici" aunque sea de 37 horas como ésta.