martes, 30 de junio de 2015

Brevet 600 de Manresa, 40º

Aún con dolores en varias zonas del cuerpo, empiezo a asimilar la alegría que supone haberme quitado la espinita del abandono de Granollers. Sabía que este era el último tren a París. Si me quedaba en tierra, aunque quedaban oportunidades, Salamanca, algún 1000, yo sabía que no iría.
Las predicciones meteorológicas auguraban una ola de calor de las que hacen época. La noche anterior me acosté prontito. Cuando abrí un ojo, miré el radiodespertador y se había ido la luz. Afortunadamente estuve a tiempo de arreglarlo. Recojo todo y a Manresa. 

 
 La previa a la salida

Bajo la bici y empiezo a prepararlo todo. No me lo puedo creer, me he dejado la documentación, la tarjeta el DNI… Sólo llevo 40 euros que dejé en la bolsa para ir comprando bebida y comida por el camino.
Se me llevan los demonios. ¿Cómo afrontar 600 km con 40 euros? La moda low cost ha llegado a las brevets. Afortunadamente la familia brevetera está hecha de otra pasta y Jordi del Planenc y Francisco de la P.C.  Barberà se ofrecen a dejarme dinero. Menos mal que mi otro yo (el que usa la cabeza) dejó la cartera dentro de las botas de la bici, así que les devuelvo el dinero y doy un suspiro de alivio capaz de despeinar a una estatua.


Arrancamos y afrontamos la subida a Calaf que supongo que por ir fresco no me supone mucha fatiga. En la bajada hasta el primer control en Artesa de Segre vamos deprisa, intento no cebarme porque esto va para largo, muuuuuy largo. En Balaguer, el cuarteto de Sprint Bike se queda a reparar un radio. Aquí la unión hace la fuerza, donde no llegues tú, alguno podrá llegar.


 Procesión a pleno sol

 Eso sí, los pedales los tiene que mover cada uno. El “caloret” empieza a hacerse notar. A pesar de ser temprano, con buen criterio, Francisco nos organiza la comida en el 2º control, Monzón km 169. 

  
Maños, que llegamos

A partir de ahí entramos en Aragón y en los pueblecillos por los que pasamos estaría difícil dar de comer a 13 ciclistas hambrientos, sedientos y con prisa. En el restaurante La Carrasca, conseguimos todo eso y a buen precio además.


 No serían tantos pero casi casi

 Belleza salvaje

Seguimos camino y tras una parada en una gasolinera, verdaderos oasis para el randonneur, Francesc se da cuenta que la cubierta delantera tiene una raja. Sábado por la tarde, nos salva que estamos en Huesca, así que como todo hijo de vecino, al Decathlon a pasar la tarde. Mientras se la cambian, disfrutamos del aire acondicionado y la máquina de refrescos. Tres pinchazos más tarde, logramos salir de Huesca.



 Jordi y J. Luis, otros dos titanes

 
 Sábado a la tarde en un centro comercial, lo típico

 En Ayerbe otra parada para abrevar. Los líquidos se evaporan milagrosamente y los bidones calientan el agua casi al instante. Con el retraso acumulado, llegamos a Erla, tercer control. Después de preguntar en un bar para cenar, el dueño casi asustado con nuestra llegada nos manda al bar de la piscina donde cenaremos nosotros y los miles de mosquitos que allí había. Salimos ya con el traje de noche y las luces puestas.


Si hablas no comes

A partir de aquí, tomar la decisión correcta, la grupeta del Planenc se quedarán en Grañén 60 km más adelante, Jordi y J. Luis, de Canet, al que no vi poner el plato pequeño, harán noche en Sariñena 80 km después de cenar. Mi idea es avanzar con estos últimos y si el cansancio me ataca, descansar con ellos hasta que me recojan los de Grañén. A todo esto, aparece la figura de Juan, alguien a quien llevaba viendo en todas las brevets, pero con el que no había cruzado ni una palabra. El va del tirón, sin dormir y me explica sus planes.

 En Sariñena un sábado noche

 
Endocrinos, no mireis

Con esa escolta de lujo, las dudas se disipan en un momento. Él y Francisco están haciendo una locura que deja las mías a la altura del betún. ¡Llevan 4 de cada, 200, 300, 400 y 600! 6000 km solo en 16 salidas, yo no llevo tantos km hechos desde el 1 de enero. Esta gente está hecha de otra pasta.
Llegamos a Sariñena y vemos un bar abierto, entramos y a parte de un litro de sin alcohol con limón, me como tres pinchos de chorizo con pimiento que me saben a gloria. Arrancamos y enfilamos camino de Fraga donde llegaremos al alba. El espectáculo es tremendo, la macrodiscoteca Florida 135 en su apogeo. Coches abiertos con música a todo trapo, botellones, muertos vivientes por todos lados, y eso cada fin de semana. Saliendo de allí hemos de buscar el último control, la Granja d’Escarp. 

 El penúltimo sello

 
Torre de la Granja d'Escarp

Aquí Juan me vuelve a confirmar que me queda mucho que aprender. El track no estaba claro, luego os contaré porque, así que sacó el navegador del coche y alehop, en el camino correcto.
Último sello y desayuno en el bar, café y bollería industrial, lo mejor para cuando llevas casi 500 km en las piernas y no has dormido nada. Pero, esto va como va. Ya es bastante que a las seis y media haya algo abierto.
Lérida, recorrido por dentro de la ciudad y cuando encontramos el camino correcto paramos en una gasolinera. Me tomo un red bull, no sé si me dará alas, con que me ayude a pedalear me bastará. Camino de Mollerussa, saludamos a F. Porta, alma mater de los randonneurs catalanes y que se ha acercado con el coche. Entre Cervera y Sant Ramon, siguiendo el track , nos mete por una pista de tierra, pie a tierra y andando por una pista. Desde ahí afrontamos un rampón que me deja temblando. En Calaf, otra isotónica con limón, pero a mi hace tiempo ya que me dejaron de hacer efecto. Juan me espera en cada esquina, mis fuerzas ya no existen, ahora pedaleo con la cabeza. No me queda nada más.
Son las tres de la tarde y Manresa arde por el calor, pero aquí estamos.
Llegamos a la Peña, entregamos las cartillas y nos comenta que de los cuatro que han llegado por delante, dos habían tenido problemas con el track, pero el track no era oficial, no estaba en la web sino en wikiloc y yo lo descargué de ahí sin comprobarlo.
Muchas gracias ca****azo, me encantó la excursión por la pista de tierra.
Nos quedamos con lo positivo.

1.Reto superado

2.Pasaporte a París

 
Oleeeeeee
 

3. Nuevo compañero de fatigas

 
Juan, una máquina de la bici
 
4. 0 caídas, 0 averías


5. Aún me quedan ganas de bici, jajaja.
 


viernes, 19 de junio de 2015

Ctrl+Alt+Supr

La regla de oro de la informática. Apagar y volver a encender, me la voy a aplicar a mi mismo.
Si quiero ir a París y terminar, no puedo desistir a la mínima de cambio.Durante estas semanas, me he dedicado a disfrutar de la bici, por tema de horario, casi siempre en solitario.Lo que ayuda a escuchar a ese Pepito Grillo que tenemos dentro.

 Un descubrimiento al lado de casa


Conseguir una buena vista, implica subir y subir

Desde aquí agradecer los mensajes de ánimo y el post que se curró una brevetera de aúpa a la que no le falla la cabeza, gracias   Nikabike!!!
Asimismo le dedico esta entrada a Quique, este domingo un biker con exceso de entusiasmo, se lo llevó por delante y le rompió la clavícula.

Ánimos a los tres (aquí me incluyo) jejeje.

martes, 9 de junio de 2015

Brevet de 600 1 - Brevetero 0

El último paso que quedaba para la calificación me ha dado con la puerta en las narices y no, no han sido las piernas si no el coco, el músculo más difícil de entrenar.
La salida con más gente de la que me esperaba, el día antes, consulté la web del organizador y eran unos 14, al final salimos algo más del doble. Casi todos caras conocidas.


Los nervios previos a la salida



Tossa de Mar, paisaje idílico sobre ruedas.

 
 
Tomamos los controles al asalto

 
Josep Maria, un superrandonneur

Un descanso con sombra es más descanso.


 Pausa para comer, vaya caras dejaba el calor

 ¿Glamour? Esto es glamour, jejeje.

 Caminos rurales

 Ni un litro de super a los 100 km

 Pero de bebidas y bollería...

 Un regalo

 Pues no me gustó

Para resumir, entre Borredà y Vilada, paré a cenar y dormir en un hotel con Santy, Siscu, Jordi y Ramón, con los que llevaba todo el día, con ellos hice el 400 y sin problemas.
Cuando me desperté, vi que algo en el coco no funcionaba. Ese parón me desconectó de la prueba. No me veía pedaleando otro día con un calor infernal. Así que en Solsona me despedí de ellos, en ese momento hubiera vendido la bici por un euro!!!

Esperando el bus.

Cargué la bici en el bus y llegué a Tarrassa. Desde allí unos 40 km infernales de repechones y polígonos industriales me llevaron a Granollers, donde recogí mi coche y de allí para casa.
Ahora toca reflexionar, analizar los fallos y pensar si vuelvo a intentar el asalto al 600.