Si no te gusta el ciclismo, pero de verdad, no lo entenderás. El modo ansiaviva, es un momento de la temporada en el cual tus piernas son dos pistones mitad blancos mitad negros y que únicamente te piden guerra. Tus conocidos de grupeta se convierten en rivales a batir y las paradas técnicas se ajustan al mínimo imprescindible mientras te preguntas como puede ser que los pros sean capaces de hacer sus necesidades sin acabar totalmente salpicados.
La semana pasada dieron agua, mucha agua. Hemos tenido suerte de pasar el 40 de mayo porque alguno tenía escamas ya de tanta lluvia.
A pesar de ello decidí visitar al Mazinger. Desde casa son entre 160/180 km dependiendo del recorrido.
Pintaba bien el día, así que decidí ir hasta allí. La escapatoria del tren estaba relativamente cerca, cosa que tranquilizaba bastante.
L'Arboç con su réplica de la Giralda.
Llegando a Rodonyà, viento de cara, ¿Qué raro verdad?
Decido llegar por el Plà de S. Maria. Es un poco más largo, pero más tranquilo. En la gasolinera, coca cola y cruasanes. Las nubes van creciendo un poco más. Y se ponen de un gris "panzaburra" que no augura nada bueno.
¿ Susto o muerte?
El superheroe de mi infancia sigue ahí en su pose victoriosa de todos los años.
¡¡¡ Puños fuera!!!
La cosa ya no está para cachondeo, así que camino de Pont d'Armentera y decisión fácil. Buscar la costa y con ella el Cercanías para que cuando se abra el cielo tenga el comodín del tren a mano.
No me salva ni Perry!!! Desde aquí el móvil a la funda.
Llegando a la bajada de la Pineda, lluvia intensa. En algún momento empiezan a rebotar bolas de granizo contra el casco. La frenada combina el apretón de las manetas con la jaculatoria: "porfavorporfavorporfavor" resumiendo que las pastillas no una m***da. Y me queda el paso por algunos tramos de la C-51 con tráfico pesado.
Al final aclaró y continué hasta Cubelles donde después de ver que la tormenta había llegado a casa dando un rodeo, cogí el tren de la bruja y me evité el paso por las Costas con lluvia.
A salvo de los marcianos
Otros días hay que saber saborear los placeres de la vida. Así que después de una ruta corta pero intensa, me autoinvité a un almuerzo de esos que me hacen olvidar la palabra ansiaviva, de hecho la RAE tampoco creo que tenga previsto incorporarla al diccionario en breve.
Homenaje.