No sé por donde empezar, 600 y pico de km dan para mucho. Supongo que
como en todo habrá que ir al principio. Este año decidí volver al mundo
de las brevets. La posibilidad de volver a realizar la BPB estaba en el
horizonte. Después de empezar con mal pie
en el 200 donde nos perdimos y no pudimos homologar, el 300 y el 400
discurrieron sin más novedad. La confianza y la moral estaban altas, las
fuerzas suponía que también, pero en tan larga distancia, cualquier
pequeño problema puede convertirse en un mundo.
24 de mayo, llego al Velódromo, donde después de pasar la homologación de luces y reflectantes, tomo un café y engullo el primero de la media docena de bocadillitos que me preparé en casa.
Miguel Ángel, mi socio en esta aventura aparece por allí, nos saludamos y terminamos los preparativos de la previa.
Dorsal puesto, esto ya va en serio
Ya en la calle, cogemos buen lugar para salir, con ciento y poco participantes, tampoco hay que meter mucho codo para coger un buen puesto y la carretera ya se encargará de poner a cada uno en su sitio.
Mientras amanece, arrancamos, en subida, claro. Con más de 7000m. de denivel, hay que subir cualquier repecho. Todo suma.
¡ Vamos que nos vamos!
Miguel Ángel, gracias por tu ayuda
Montcada y llegamos al Coll de la Font de Cera, desde allí bajada rápida hasta nivel del mar donde sin que sirva de precedente, el aire nos empuja y entre eso y unos relevos bastante apañados entre cinco, hizo que pilláramos a un grupo que si no era cabeza de carrera, casi casi. Poco antes de Lloret, paramos a regar el campo, bajadita y control. Km 90 tres horas y poco. Una media de 30, pero sigue quedando mucho.
Rafa espero que llegaras a tu cita electoral
Control de Lloret, todo son risas
Ahora llega uno de las partes con un paisaje espectacular, la carretera que discurre entre Tossa de Mar y Sant Feliu de Guíxols. Al menos puedes recrearte la vista mientras vas subiendo y bajando constantemente.
Carretera de Tossa a Sant Feliu, una maravilla "sólo" para la vista
Llegamos al control de Torroella de Montgrí, es el km 167, una cuarta
parte ya está en la saca. Aquí compartimos control con una prueba de
mtb. Tenemos suerte que corre una fresca brisa por que estamos a pleno
sol. Rápida llamada a casa, sellar, comer, rellenar
bidones y continuar la marcha.
Durante muchos kms pensé que nos harían subir a ese castillo
Al salir del control, coincido con Agustí y su radio. Una sesión de spinning en plena brevet. Tienen que parar por culpa de una avería en el portabultos, mientras esperamos a ver si se reincorporan, llega otro tren, con los compañeros del 400, Jordi, Siscu, Santy... gente que sabe lo que se hace. Nos incorporamos con ellos y llegamos a Llançà, tercer control, km 221.
El sol sigue picando y aquí comemos los mejores macarrones de la brevet, al menos para mi gusto.
Llançà, Control 3
Comiendo durante 600 km
Los mejores macarrones de la marcha
Empieza la brevet, al menos eso creo. Colera, desvío al coll de Frare, un puertecito de unos 2 km pero de esos que se agarra. La carretera flanqueada de bunkers confirma la importancia de este paso fronterizo. Desde arriba la vista sobre el Golfo de León y el nudo ferroviario de Portbou te deja boquiabierto. Bajada bacheada, subida y ya estamos en Francia. Si algún día pasas con los ojos cerrados, sabrás que has llegado por los botes que das. Con la señal "chausée deformee" se ahorran un pastizal en asfalto.
Sí, sí, 202 pero como se agarra el fraile...
Pasado el cartel, Portbou a nuestros pies
Colliure, Port Vendres, pueblos marineros con mucho encanto, pero no hay tiempo para más. Este intervalo entre controles sin duda es el peor de todos, la distancia, más de 100 km, el asfalto botoso, hace que el silencio sea uno más en el pelotón. En Banyuls-sur-Mer, Siscu, un crack en esto de la navegación, se despista o no ve una flecha y nos hacemos un extra por ese pueblo costero.
Que ganas de ver el cartelito
Llegamos a Amèlie les Bains finalmente, km 311 ¡¡¡¡Bieeeeeeeen!!!! Tampoco nos volvamos locos, queda la otra mitad, la noche, todo un mundo.
La cena es un poco peculiar, a la francesa, menestra de verduras, paté, queso brie de postre. Tan cerca y tan diferente. Salimos con los manguitos y chalecos puestos, la noche nos espera. Subimos Coustoges, un puertecito de esos tendidos, donde Miguel Ángel, flaquea por primera y única vez en toda la brevet, el resto de ocasiones el encargado de esos menesteres soy yo. Así que pongo un ritmito y pim pam, cogemos a los colegas Jordi, Siscu, Santy... Arriba paradita y mientras ellos arrancan, Miguel Ángel me dice que él se queda, no anda fino y que me vaya con ellos. Bajada en solitario, nocturna, me llevan un minuto y no veo sus luces. Me empiezo a reorganizar el esquema mental, lo peor que podía pasarme, solo y de noche. Intento que el pánico y el desánimo no se suban en la bici.
Allí delante veo unas luces, son ellos. Aprieto y consigo enlazar. Ellos han ido con sus mujeres y pernoctarán en Navata, al menos hasta allí no iré solo.
Control de Amelie
Recargando las pilas
Avituallamiento a la francesa
Km361 Control de Boadella, mientras como, sorpresa!!! Miguel Ángel se recuperó y aparece, su crisis ya terminó. Con Xavi, otro compañero decidido a hacerla sin parar, ya somos tres. Como ha cambiado el cuento en cinco minutos. Salimos y hasta Navata vamos un grupo grande, aquí nos despedimos, km 400 seguimos camino a St Esteve d'en Bas.
Control n 5 Boadella
Toda la noche por delante
Nuestras previsiones eran optimistas de llegar sobre las 00 horas. Son mas de las 3 cuando llegamos, así que pactamos descansar allí. Teníamos una bolsa para cambiarnos que nos llevo la organización, así que ducha cambio de equipación y a la suite, colchonetas de espuma y mantas térmicas de esas de los accidentados. A alguno a tenor de como roncaba, no parecía importarle mucho.
Suite de lujo en St Esteve
Suena el despertador, desayunamos y a por el coll de Condreu, lo coronamos y veo que aquí es donde se empieza a levantar una pared que me impide avanzar.
Amanece el domingo y toca escoger bicicleta
Señalización excepcional en toda la prueba
Control de Folgueroles km 482, desayuno y cojo fuerzas, desde aquí me queda la típica salida de sábado, aunque nunca salgo los sábados con casi 500 km en las piernas.
Folgueroles
Los repechos me minan la poca energía que me queda. Si la París Brest es así, vaya tela. La subida a la Pullosa es un dolor, me paro, como, bebo, me enchufo un gel, nada, solo la voluntad me lleva hacia arriba.
Crisis total en la Pullosa
Pero llegamos arriba
Control de Calders, km 530 menos de 80 y ya está hecha. Pero hay que hacerlos, subida al coll de Lligabosses, un paisaje precioso la verdad y desconocido para mí.
Desayunando en Calders, algo ligerito
Calders, penúltimo control, la cara lo dice todo
Entre Sant Llorenç Savall y Sentmenat para rematar la jugada nos cae una tormenta buena. Van pasando pueblos, Polinyà, Ripollet, Cerdanyola... y finalmente la subida al Forat del Vent, 7km, que yo pensaba que eran 4 donde se me fundió el único plomo que llevaba encendido. Suerte que arriba estaba Miguel Ángel esperando y con la ilusión de bajar de las 34 horas, nos lanzamos para abajo a darlo todo. Viendo que ya no podía ser, me relajo y doy la vuelta de honor en el Velódromo, aunque el peralte prefiero ni pisarlo, no estoy para muchas alegrías.
Sello, llamada a casa, placa, ducha, comer el menú de la organización, despedirse de todo el mundo, cargar la bici en el coche y para casa.
La reclinada no dejaba indiferente a su paso
La vuelta de honor al Velódromo
Esta cara lo dice todo, prueba superada
Solo me queda agradecer a la organización por la señalización y los controles. A los voluntarios que te atendían con una sonrisa y a Miguel Ángel por su apoyo.
Quiero dedicarle esta BPB a mi mujer, por que gracias a su paciencia y comprensión, he podido robarle horas a la familia para entrenar y poder realizar esta y otras pruebas.
Va por ti, cariño.
Me parece una prueba increible, me arrodillo ante todos vosotros y digo que esto si es el CICLOTURISMO en letras mayúsculas. No hay palabras y se que todo eso y mucho mas quedará por siempre en lo mas hondo de tu corazón. Gracias a tu relato, tengo amigos que la han hecho alguna vez, creo que quizás intente el año q viene una 200-300 ó 400 si la hubiera y en 2 ó 3 años intente la 600... Te pediré consejo!!!!! INCREIBLE PRUEBA COMPAÑERO!!!!
ResponderEliminarAquí estaremos para lo que quieras. Además el año que viene es año París Brest y una vez te entra el gusanillo... nunca sabes hasta donde llegará el veneno.
ResponderEliminarUn saludo
Huy Jose. Doy fe que es cierto todo lo que cuentas. Cuando te pasé subiendo la Pollosa,realmente hacías muuuy mala cara. Estabas más allá que acá. Felicidades por acabarla. Creo que fué de lo más duro que he hecho. Y ahora a por el 1200 de Randonneurs. Saludos!!
ResponderEliminarGracias por tu comentario Agustí, el 1200 lo dejaremos para el año que viene, Brest ha de tener su encanto...
ResponderEliminarUn saludo