lunes, 5 de octubre de 2015

De perdidos al monte

He pasado de la euforia y el subidón de la París Brest, lógico por otra parte, a la pereza por contaros mis salidas en bici, más que nada por el miedo también a repetirme como el ajo. Que si salida a tomar café, si un poco más de caña otro día… El fantasma del aburrimiento en ti lector, que dedicas parte de tu tiempo de ocio a pasarte por aquí es algo que no quiero despertar. Además el viejo móvil con el que hacía las fotos, finalmente murió agotado. El actual, entre que es táctil y que se necesitan las dos manos para maniobrar con él, da poco pie a hacer fotos de algo más que los cafés de la parada si no quiero acabar dándome una leche u día de estos.
Y como una imagen vale más que mil palabras, a la que ponías cinco o seis fotos, te salía una entrada de lo más apañadita.

 Lo que costó aguantar el móvil en el sillín

 Parking improvisado y reciclado

Otoño, lluvias, días cortos, mentalmente agotado por los kilómetros que ya hemos hecho. Así que empezamos con la de montaña. El primer día me vi torpón, aquello pesa mucho y corre poco. Hubo que poner pie a tierra en algún que otro sitio. En otros más por dejar la bici correr que por otra cosa, pasé lo mejor que pude y con cierta dignidad. A ver si durante el invierno mejoro un poquito y no me tienen que esperar demasiado ni arriba ni abajo.

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