Seguimos aprendiendo a ir en bicicleta. Cada día. Y a eso contribuye salir de la zona de confort.
El otro día, salida con la gravel. Un par de bajadas con fuerte pendiente decoradas con una capa de grava.
Culo atrás, manos en la parte baja del manillar y dejar deslizar la bici.
La sensación y el suspiro de alivio al llegar abajo, no tienen precio. De momento, muy contento con ella.
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