Cuanto más deprisa vas, menos
tiempo tardas en llegar. Eso me pasó a mí el sábado pasado, Salimos a
la hora acostumbrada, bajo mínimos, por que todavía estamos en agosto,
Jose, Joan, Gaspar, Eric que reaparecía tras su lesión y un servidor. Lo
malo de quedar a la misma hora que la grupeta del Rat Penat es que si
se te calienta un poco la sangre, te ves rodando camino de pie de Costas
a arreones y a más de 40 km/h. Lo ideal para calentar y tonificar la
maquinaria.
En las Costas aguanto el tipo
hasta la última paella antes de la Maladona, más que la última vez que
coincidimos. Ya en la bajada, decido no arriesgar y cada uno a su aire.
En la gasolinera de Sitges intento recuperar el aliento y la compostura.
Miro el cuenta y veo que hemos venido a 33 de media!!! Como no tengo
mucho tiempo decido aseguir con ellos hasta donde aguante por que los
Stelvio se van a les Ventoses y allí no cumplo con mis obligaciones ni
loco.
Enfilan el "Col du Casino" y
voy haciendo la goma, como sube todo el mundo, en la bajada dándole a
tope y no los pillo. Ya en la C31 dos grupos, intento pescar al de
cabeza, pero a unos 20 m del rebufo salvador, las alarmas se disparan y
levanto el pie, es el momento de comer y beber, ya lo debería haber
hecho antes, pero el ansia se apoderó de mí.
Cojo un rato la cabeza, no me
gusta ir de gorra todo el rato a pesar de que la vuelta va a ser toda
para mi completa en solitario.
Cunit, vuelta a la rotonda y
sigue la media clavada en 33, a ver que pasa con el resto de la salida.
Aprieto los dientes, voy un poco a ciegas, por que mi Sigma decidió hace
unas semanas hacer el tonto y lo castigué enviándolo a Alemania, a ver
si algún primo de la Merkel le pone las pilas, jejeje.
Así que sin saber ni
frecuencia cardíaca ni cadencia ni nada de nada, sólo con la mente
fijada en el reloj, fui castigando mis piernas con el plato grande toda
la vuelta. Llegué a casa sudando como un pollo, a mi hora y después de
80 km infernales vi que la media había bajado a 31.
No es un entreno muy brevetero, pero de vez en cuando hay que castigarse el cuerpo.
Mientras escribo estas líneas suena el timbre de casa. Un mensajero trae mi cuentakm Sigma reparado, proveniente de garantía.
¿Reparado? NOOOO, según el correo que me envió el servicio técnico, se le había ido el cromado y toma candela, nuevo a estrenar.
El viejo/nuevo juguete.
Ahora no tengo excusa, ya sabré cuando me llevan con el gancho.
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