Pocas veces últimamente he vuelto de una salida
con tanta satisfacción como el pasado jueves. El día no acompañaba. El
otoño ya ha venido y parece decidido a lucir sus mejores galas. Es la
forma elegante de decir que no para de llover.
Así que con el chubasquero en el bolsillo, huyo de las negras nubes. En
mi paseo por las terminales, doy alcance a Julián y J. Antonio, dos que
“tampoco” salen nunca. Terminales, donde se nos junta Luis, ya somos
cuatro y eso que el día está negro, negro.
Vamos a la playa del Prat, circuito llano y azotado por el aire, pero
mientras sopla, no llueve.
Ya de vuelta, después de algún que otro apretón
para sacar la carbonilla, en la rotonda del Filipinas nos encontramos
con Alwart. Bueno en ese momento no sabíamos que se llamaba así. Un
ciclista con la bici hasta arriba de alforjas y despistado
como un pulpo en un garaje. Su siguiente etapa era Tarragona, así que
le acompañamos hasta pie de Costas. Con mi inglés/cherokee y su buena
voluntad nos enteramos que había empezado su viaje hacía tres semanas
desde Holanda y se iba a pegar dos años viajando
por todo el mundo. Por cierto, el tío era clavado a Mark Cavendish, el
sprinter. Mientras rodábamos a 30 por hora, él sin aparente esfuerzo,
le pusimos un poco al día de lo que se podía encontrar una vez cruzara
el Estrecho. En la rotonda de pie de Costas
nos hicimos unas fotos y le dijimos adiós deseándole suerte en su
aventura.
Como me encanta el tema de materiales, os diré que todo lo que llevaba era para no tener un problema en mucho tiempo.
Clavadito a Cavendish!!!
Alforjas ortlieb, dinamo Schmidt & Son,
transmisión por correa, buje Rohloff, cubiertas mixtas de 2,1”… Lo
mejor de lo mejor. Todo esto es lo que pude verle mientras rodábamos a
la par.
Lo dicho, un día de esos en los que llegas a casa contento.
Podéis seguir su viaje en www.alwartboers.com
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