Pues sí, otro que ha caído rendido a las
excelencias de las 29”. Lo reconozco. Era un poco escéptico, pero dos
días han bastado. Subes mejor, traccionas más, si tienes piernas y
equilibrio, la pasas por donde quieres. Una cosa que puede
resultar un arma de doble filo es la velocidad que desarrolla a la que
la sueltas para abajo. El primer día ya me dio un par de sustos de esos
de soltar el pie del pedal, afortunadamente ella siguió la trazada
mientras yo ya iba viendo que zarzal era el que
parecía más “blandito” para dejarme caer.
Aunque poco me ha durado ser el de la bici
nueva, Juan se dio un calentón y el domingo apareció con otra 29” (la
gente empieza a pensar si las regalan con las patatas fritas)
Junto a Jaume, que estrenó la semana pasada y
Pere que después de lo de ayer, tiene muchos números para ser el
próximo. Descubrí unos nuevos caminos para que mis salidas en solitario
no sean tan monótonas y no demasiado complicadas.
Los valientes del domingo
Colores vivos en el otoño