viernes, 31 de julio de 2015

Mientras unos cuelgan la bici...

Otros enfilamos la recta final al desafío más importante que me he planteado encima de una bici. Después de un parón por las vacaciones, en las que dejé la bici aparcada unos días, volví con la sensación que los maillots habían encogido un pelín. Quizá unos dias de buffet libre tuvieron la culpa, no sé...
Ya de vuelta a los pedales, quedamos el sábado pasado para ir hasta Montserrat. En Molins se abrió el cielo y empezó el diluvio. Juan Daniel y Jaime se dieron la vuelta. Yo, como me temo que me va a llover en París, decido seguir hasta donde sea. En Pallejá, deja de llover, a cambio una viruta me raja la cubierta delantera.

La asesina de cubiertas

Sigo camino hasta Olesa de Montserrat, a partir de aquí, coger la C55 empapada y con Montserrat cubierta de nubes, no me atrae nada de nada.

Hasta aquí llego hoy.

A la vuelta, me entero que Juan y Pepe han tenido un percance bajando Costas y Juan se ha roto la clavícula, a Pepe lo veo, chapa y pintura.

Esta semana, a vueltas con la lluvia, compré los guardabarros. Hoy he salido a probarlos. La verdad es que no molestan y son rápidos de quitar y poner. En la subida a Gelida voy hablando con un chaval de S. Vicenç y le explico donde me he metido, es lo que tiene ir con una bici que se sale de lo normal, da pie a la conversación y a mí, me gusta hablar bastante también

Instantes antes de la charla.

El objetivo del día era acabar con más de 100 km. era el último día de vacaciones antes de volver al trabajo.

Misión cumplida

Y la recompensa a tanto esfuerzo.


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