Llega el día D. Ya no hay marcha atrás. La
palabra retirada resuena en mi cabeza, pero no puedo rendirme ahora.
Bajo a desayunar y me encuentro en el buffet con Julián Sanz, una bestia
parda en esto del ultrafondo. Charlo y bromeo un rato
con él, un tío muy majo.
Con Julián Sanz
Y su bici/avión
Vuelvo a la habitación a acostarme otra vez.
Los nervios me tienen dando vueltas así que finalmente me visto de
romano y bajo a la calle con bici y todo.
Cortesía del hotel
Ya tengo decidido donde comer,
en un wok donde ayer ya estuve.
La P.C. Bonavista, los pioneros de las brevets catalanas
Allí me encuentro con el grupo del Bonavista de
Manresa y me siento con ellos, buena manera de combatir los nervios
entre risas y charla que me evaden un poco. Me despido de ellos y vuelvo
al hall del hotel, mataré el tiempo conectado a
casa con el wifi del hotel.
La procesión iba por dentro
Aquí estaba aco...ado, lo reconozco
El gusanillo tiene la dimensión de una
morcilla de Burgos y la salida será a las 19:30, tengo tiempo para todo.
Ahora sí, mientras veo la salida de las bicis especiales, me encamino
al velódromo. Charlo con algunos conocidos y me
como uno de los mini bocatas que llevaba preparados, más por
aburrimiento que por hambre. Ya nos toca a los de mi tanda. Vamos hacia
el cajón de salida.
Miedo yo???
Charlo con un chaval de Bilbao que la va a hacer
como solo la puede hacer uno de Bilbao, en mountain bike,
sin guantes, sin gafas… Avanzo hasta el arco de salida y me veo en
primera fila. Así que no hay vuelta de hoja, el speaker hace la cuenta
atrás y ya estamos en marcha. Se va rápido, pero no le veo tanto peligro
como en la salida de las marchas. PSSSSSS No
puede ser, llevo menos de una hora y un pinchazo. El botón del pánico
salta y los negros pensamientos empiezan a rondarme. “es muy temprano
para quedarme sin cámaras, como esto siga así…” (llevaba 4 y parches)
Así que no queda otra que arreglar el pinchazo.
Los pelotones me pasan con el pensamiento de mejor tú que yo reflejado
en su mirada. A pedalear, afortunadamente solo fue un clavo y ya no me
daría mayores contratiempos en toda la marcha.
Pero ahora le tocaba el turno al GPS, un track de 1200 km es algo que
cuesta digerir y se queda colgado como un ajo. Ya voy medio cruzado, así
que busco una recta y en plan equilibrista le quito la batería y
vuelvo a montarlo. Dura poco el apaño y ya estoy
resignado a hacerlo a la antigua. No tendría ningún problema por que
todo el recorrido está perfectamente señalizado. Cae la noche.
Colas para todo en Montagne au Perche
Seguimos
pedaleando hasta Montagne au Perche, solo es un punto de
avituallamiento, pero cae un menú completo, previa cola. Ya
llevo 145 km y las malas sensaciones me atenazan al estómago. Amanece,
primera noche en blanco y llego a Villaines la Juhel, km 220, primer
control.
Villaines la Juhel
Me retiro. Llamo a casa y desde allí solo recibo palabras de
ánimo. El microbús para la vuelta sale al día
siguiente, así que decido seguir para delante buscando un sitio desde
el que sea más fácil la retirada. Mientras tanto siguen cayendo los km y
me planto en Fougères, km 309.
Con hambre no quedabas (Fougéres)
Ya tengo un cuarto en el bolsillo. Los
platos de pasta van cayendo.
Tinténiac, km 363, aquí mi viejo bidón decide rajarse, literalmente. A
las 19h empiezo a cruzarme con el primer pelotón de los que ya vuelven.
En el puesto de control, compro uno, otro gasto extra, pero así puedo
ir alternando sales y agua.
Otra cola
Loudéac, km 448 sigo mi camino y si os
preguntáis donde han quedado mis ganas de abandonar, yo tampoco lo sé.
Está cayendo la noche y mi previsión de pernoctar en Carhaix o Brest se
antoja lejana, otra noche completa en vela no creo que
la resista, así que pararé en St Nichola s du Pelem, control secreto y
punto de avituallamiento. La “oferta hotelera” está al completo. Me
ducho, me cambio de ropa y saco la manta térmica. Al frío suelo. Después
de un rato, entro al comedor, pongo la cabeza
encima de la mesa y pensando que no me voy a dormir, un par de horas
me caen. Me levanto como y sigo.
El del fondo, está casi peor que yo
Una niebla espesa hace que las bajadas y
la circulación sean bastante complicadas. Carhaix- Plouguer km 526,
desayuno puré con croissant un bol de café,
todo esto con la compañía de un ruso acostado enfrente mío que ni se
inmuta.
El compañero de desayuno involuntario
Cada parada implica que mis posaderas reciban una generosa dosis
de crema antirozaduras con lo que de momento, las temidas llagas no
aparecen. Poco antes de Brest, paro en un pueblo
a comerme un bocadillo y tomarme una cola, la subida (foto del col )me
ha matado.
Peor que el Tourmalet a estas alturas
¿ Y ahora que?
Brest, km 614, ecuador de la prueba. A partir de
aquí, pura incógnita. Pero antes hemos de callejear durante 45’ hasta
el control. Después de llamar a casa mientras hago una cola interminable
para recoger la comida. Luego me regalo media
horita de siesta en el césped mientras charlo un rato con Alex y sus
dos compañeros. Se convierte en una hora, el cuerpo pide una tregua.
Ahora toca deshacer el camino, no sé como va a responder mi cuerpo. De
momento, el tramo hasta Carhaix, se vuelve a convertir
en un suplicio, es el único puerto como tal y se nota. Además he tenido
que parar en una farmacia. El sudor y la crema solar me han dejado los
ojos irritados. Me encuentro con Jaime, no anda fino del estómago ni de
los tendones de Aquiles, piensa en la retirada
y yo no quiero que eso me influya, así que decido seguir por mi cuenta.
En Mael Carhaix, nuevo control secreto. Desde ahí a St Nicholas du
Pelem, voy a saco. No quiero quedarme sin sitio para dormir, así que a
las 21:30 me regalo cinco horas de sueño, es la
tercera noche.
Otro amanecer en ruta
Un grande del ciclismo con su museo
Arranco de madrugada, he adoptado una táctica que me permite no agobiarme tanto con el kilometraje. Entre controles hay unos 90 km, a una media de 20km/h son unas 4 horas, decido que cada dos pararé en el primer bar, boulangerie o lo que sea que me encuentre abierto. Una bebida y quitarme las botas 5’ es un premio importante. Fougères km 919, tres cuartas partes han caído ya.
Otro amanecer en ruta
Un grande del ciclismo con su museo
Arranco de madrugada, he adoptado una táctica que me permite no agobiarme tanto con el kilometraje. Entre controles hay unos 90 km, a una media de 20km/h son unas 4 horas, decido que cada dos pararé en el primer bar, boulangerie o lo que sea que me encuentre abierto. Una bebida y quitarme las botas 5’ es un premio importante. Fougères km 919, tres cuartas partes han caído ya.
El tío con el cigarrito, increíble
Aquí voy rodando con un abuelete italiano, que mientras tiro se engancha
como un velcro, pero cuando le pido un relevo
afloja misteriosamente. Por si fuera poco me mete el miedo del fuera de
control en la cabeza, me quedan 24 horas y 300 km por delante, en
teoría voy de sobras, pero no quiero confiarme.
No le está contando un secreto, con los km el cuerpo se resiente y obliga a ir así
Ufff, que cantidad de kilómetros
No le está contando un secreto, con los km el cuerpo se resiente y obliga a ir así
Ufff, que cantidad de kilómetros
Villaines-la –Juhel km 1008, ¡¡¡Menuda verbena
tienen aquí liada!!! Todo el pueblo está aquí volcado con la marcha.
Sello en el control, cojo la comida en el buffet e incluso unos niños te
llevan la bandeja hasta la mesa. Todo tiene aires
de fiesta mayor.
Ni ganas de sonreir tenía
Vuelvo a coincidir con Alex y su grupo, van siempre un
poco por detrás y me pillan en los postres. Yo como si hubiera hecho
esto toda la vida, me encargo un bocata para comer a medio camino del
siguiente control. Ya soy un autómata. Bajar
de la bici, sellar, hacerle una foto al menú, SMS a casa, comer,
untarme de crema antirozaduras y volver a montar.
La vuelta tiene la ventaja de que aunque sea malo, sabes lo que se te viene encima.
Siguiente control Montagne au Perche, mis
conocimientos de francés han ido mejorando durante la marcha, así que
entiendo a la primera la palabra Montagne.
La cara paga
Cualquier baldosa es área de descanso
Pero antes, paro en un pueblo
donde sus habitantes han decidido disfrutar del paso
de unos locos en bici a tope. Paro a tomar el bocata, coincido con un
madrileño que estaba en mi cajón de salida, su cara es un poema, Anselmo
y su compañero también están allí y arrancan casi a mi llegada.
Como los héroes del Tour
Me como el bocata y continúo la subida. Ya llegué, encuentro a Ramón, del Pla en la puerta y después de cenar, me tiro 20 minutos en el suelo, aquello es un hervidero de gente, así que duro poco y arranco. Me va rozando un guardabarros, los parking de bicis están tan justos que ha debido moverse. Pienso que es el delantero, así que pierdo casi 20 minutos en quitarlo y embridarlo al portabultos. Total, en 1000 km no me ha caído ni una gota. Arranco y cinco minutos más tarde empieza a chispear. Murphy también es randonneur. Enlazo con un grupo y en una bajada, esquivo por poco una luz que se cae. De los tres que van delante, nadie para, imagino que será una luz trasera. Kilómetros más tarde, descubro a un ciclista que va a oscuras, intenta aprovecharse de nuestros haces de luz.
Como los héroes del Tour
Me como el bocata y continúo la subida. Ya llegué, encuentro a Ramón, del Pla en la puerta y después de cenar, me tiro 20 minutos en el suelo, aquello es un hervidero de gente, así que duro poco y arranco. Me va rozando un guardabarros, los parking de bicis están tan justos que ha debido moverse. Pienso que es el delantero, así que pierdo casi 20 minutos en quitarlo y embridarlo al portabultos. Total, en 1000 km no me ha caído ni una gota. Arranco y cinco minutos más tarde empieza a chispear. Murphy también es randonneur. Enlazo con un grupo y en una bajada, esquivo por poco una luz que se cae. De los tres que van delante, nadie para, imagino que será una luz trasera. Kilómetros más tarde, descubro a un ciclista que va a oscuras, intenta aprovecharse de nuestros haces de luz.
¡Que poquito queda!
Paro a 40 km de Dreux, una asociación ciclista tiene montado un chiringuito en el que sirven café, té o sopa de manera altruista y gratuita, solo por el placer de ayudar a unos ciclistas que ya van muy al límite. Son las 4 de la mañana y llueve. Impensable por estas latitudes.
Vaya carita
Tomo un té y me tapo con una manta térmica para no mojarme. Me siento en una silla y me quedo dormido durante cinco minutos. Parece increíble pero me sirve para continuar hasta Dreux, penúltimo control. El final está cerca.
Vamos que llegamos
Me siento en el suelo después de desayunar. Doy dos cabezadas y a la tercera decido arrancar. Como me quede aquí no me levanto. Ahora sí que llueve bien, menos mal que solo quedan 60, no quiero imaginar como sería pedalear más tiempo bajo la lluvia.
Saludo a Alex y tiro para delante, los últimos tramos son llanos y sin darme cuenta voy rodando a 32/33 por hora sin aparente esfuerzo. El cuerpo se ha adaptado a la tortura y responde. Llegada a St Quentin, ya queda poco. En la última curva antes del Velódromo, oigo una voz familiar que grita mi nombre. Mi mujer, se ha cogido un avión para darme la gran sorpresa. Solo me sale decirle: ¿Que haces aquí? Desde luego, tiene el cielo ganado conmigo.
Dejo la bici en el box y voy a sellar el último control, mientras hablo con ella y me cuenta su experiencia. Estoy encantado. Termino la París Brest y está allí conmigo.
Los deberes hechos
Paro a 40 km de Dreux, una asociación ciclista tiene montado un chiringuito en el que sirven café, té o sopa de manera altruista y gratuita, solo por el placer de ayudar a unos ciclistas que ya van muy al límite. Son las 4 de la mañana y llueve. Impensable por estas latitudes.
Vaya carita
Tomo un té y me tapo con una manta térmica para no mojarme. Me siento en una silla y me quedo dormido durante cinco minutos. Parece increíble pero me sirve para continuar hasta Dreux, penúltimo control. El final está cerca.
Vamos que llegamos
Me siento en el suelo después de desayunar. Doy dos cabezadas y a la tercera decido arrancar. Como me quede aquí no me levanto. Ahora sí que llueve bien, menos mal que solo quedan 60, no quiero imaginar como sería pedalear más tiempo bajo la lluvia.
Saludo a Alex y tiro para delante, los últimos tramos son llanos y sin darme cuenta voy rodando a 32/33 por hora sin aparente esfuerzo. El cuerpo se ha adaptado a la tortura y responde. Llegada a St Quentin, ya queda poco. En la última curva antes del Velódromo, oigo una voz familiar que grita mi nombre. Mi mujer, se ha cogido un avión para darme la gran sorpresa. Solo me sale decirle: ¿Que haces aquí? Desde luego, tiene el cielo ganado conmigo.
Dejo la bici en el box y voy a sellar el último control, mientras hablo con ella y me cuenta su experiencia. Estoy encantado. Termino la París Brest y está allí conmigo.
Los deberes hechos
A unos pasos del control final
Entregada la brevet, recojo la bici y volvemos al hotel. Allí la desmonto y la meto en la maleta.
Nos encontramos a los compis de Canet que ya volvían en coche, nos despedimos deseandonos lo mejor.
Subimos a la habitación y me quito la mugre de cuatro días. Ya vestido de persona, nos encaminamos a un restaurante que me sirvió de motivación, quería premiarme cuando terminara, le había echado el ojo antes de empezar y pensaba en una supercerveza y un festival.
El homenaje.
Luego una siesta y nos cogimos el tren a París, visita a la Torre Eiffel, creps de Nutella... y todo ello, con la mejor de las compañías
Entregada la brevet, recojo la bici y volvemos al hotel. Allí la desmonto y la meto en la maleta.
Nos encontramos a los compis de Canet que ya volvían en coche, nos despedimos deseandonos lo mejor.
Subimos a la habitación y me quito la mugre de cuatro días. Ya vestido de persona, nos encaminamos a un restaurante que me sirvió de motivación, quería premiarme cuando terminara, le había echado el ojo antes de empezar y pensaba en una supercerveza y un festival.
El homenaje.
Luego una siesta y nos cogimos el tren a París, visita a la Torre Eiffel, creps de Nutella... y todo ello, con la mejor de las compañías
¿ Repetiremos el 2019?
EPILOGO
Una marcha tan larga tiene mil historias y mil momentos, además de unas 400 fotos. Así que disculpad las omisiones, los errores y durante los siguientes días iré colgando más fotos y más recuerdos.
EPILOGO
Una marcha tan larga tiene mil historias y mil momentos, además de unas 400 fotos. Así que disculpad las omisiones, los errores y durante los siguientes días iré colgando más fotos y más recuerdos.
Gran cronica, me he reido mucho leyendola! Vaya odisea del pedal!!! Eres muy GRANDE Jose!
ResponderEliminarMuchas gracias por contarnos las sensaciones desde dentro, me entran ganas de intentarlo algún día, aunque quizás pruebe antes la Madrid-Gijón-Madrid en 2017. Muy emocionante lo de tu mujer, si la mía hace eso, me caigo de la bici (la verdad es que casi siempre me acompaña)
ResponderEliminarEn dos palabras NO, en tres:
ResponderEliminarMUY GRAN DE !!!!!
Menuda embidia grrrrr
Ens veiem l'any vinent pel Pla
¡Enhorabuena! Muy buena la crónica.
ResponderEliminarEn fin en tantos kilómetros al final pasa de todo.
¡Yo también paré en el avituallamiento y dormitorio montado por los voluntarios antes del penúltimo control!
Dejo el enlace a mi crónica.
http://paisajesciclistas.blogspot.com.es/2015/08/cronica-de-la-paris-brest-paris-16-08.html
Un saludo.
P.D. En el 2.019, Dios mediante, repito seguro.
Enhorabuena tío! Qué envidia conseguir hacer algo así...!!
ResponderEliminarGracias por los comentarios.
ResponderEliminarA mí el 2019 me suena muy lejos, pero...lo mismo dije con la del 2015 y ya pasó.