Aprovechando los días de Semana Santa, el sábado nos fuimos a ver a Mazinger Z, una salida de esas que ya te va poniendo en tu sitio y te permite ver como estás de forma y si tienes el callo hecho para afrontar más de 6 horas de sillín. A los 300 metros de la salida, pinchazo. Esto se está convirtiendo en un extraño ritual. A ver si dura poco.
El recorrido fue por la costa hasta el Vendrell y a partir de ahí pica para arriba.Llegamos, algunos con la luz de la reserva encendida sin más contratiempo.
En solitario
Tras las fotos de rigor, paramos a desayunar en el bar de la urbanización unos bocatas reparadores que nos pusieron de nuevo las pilas.
En grupo
Imitando al ídolo de la niñez
La vuelta, fue un suspiro hasta encontrar el mar otra vez, luego el trámite del paso de Calafell hasta casa que por conocido y las ganas de llegar a casa se hizo pesado como casi siempre.
Un buen test para ver como van las piernas de cara a lo que se avecina.
Ya estamos en horario de verano, así que como siempre a mirar la tripita cervecera y preguntarnos por que narices no empezamos la operación bikini el diez de enero.
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