El domingo después del aguacero caído el sábado tocaba salida y de las buenas, la subida a Montserrat. En la rotonda dos valientes, Eric y José, más adelante se nos uniría Rubén en Viladecans.
Tiempo de cháchara
Tomamos el camino agrícola y allí coincidimos con la grupeta Hospisport. Hasta ese momento íbamos respetando los semáforos, lo juro. A partir de entonces la de "donde va Vicente" hasta que...
Los Mossos nos llaman al orden
Poco antes del rapapolvo, merecido, eso sí
Parece mentira que el día de antes haya llovido tanto. La carretera apenas con algun mancha de humedad, no me extraña por que está soplando un aire de cara que nos deja frenados a la que no se pedalea.
Llegamos a Olesa, desde aquí ya se puede ver si la montaña presenta su mejor cara o no. Hoy se deja querer.
La bruma matinal se va levantando
En este tramo, el viento sopla siempre, pero hoy con especial fuerza, así que llegamos a Monistrol con ganas de que la montaña nos tape.
Ni una nube
Si seguís mis crónicas, sabéis que las subidas no son mi punto fuerte, así que en cuanto empieza el puerto, bajo los manguitos, abro el maillot me quito las gafas y hasta arriba. Empiezo de menos a más, dentro de mis posibilidades claro. Cazo a uno que en el inicio me rebasó y continuamos la subida más o menos juntos hasta el parking, de allí a la plaza de arriba, ya me retuerzo en solitario.
Rubén vigilando el rebaño
¿Nos vamos?
Bajamos, agradeciendo el chaleco y los manguitos, ya es otoño y hace fresco si te da el aire. Agrupamos abajo, con los autocares subiendo e invadiendo tu carril, no da para muchas alegrías.
La locomotora negra que no había enseñado el morro en toda la ida, se muestra en un terreno favorable intratable. Los llevo a rueda y a veces tengo que aflojar un pelo y todo. Desde ahí para casa remando unos y otros, hasta conseguir una media insospechada, al menos para mí, a estas alturas que ya estamos de vuelta. Si llego a llevar yo a Freire a rueda...
La semana que viene "colgamos la flaca"
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