Creo
que más que las piernas, el coco, ese músculo invisible que tira de uno
cuando no se puede más, es el que tiene que entrenarse. Son unos retos
muy dispares los que me he planteado este año, la vuelta a las brevets
que son la razón de ser de este sencillo blog. El 200 y el 300 son unas
distancias asumibles, el 400 se me ha planteado como un escollo
insalvable las dos veces que he ido a por él. Una en forma de
gastroenteritis y la otra por un abandono cuando llevaba horas bajo una
lluvia torrencial que me anuló la capacidad de pensar y de paso me privó
de conseguir el pasaporte para la PBP'11. Ahora no es momento para llorar por las derrotas pasadas. Simplemente sacar conclusiones y aprender de los errores cometidos.
Este año
volveré a cruzar la frontera para ir a Perpignan, me enfrentaré a las
mismas dificultades que Octave Lapize hace más de un siglo en la Luchon
Bayona, kilometrajes eternos, desniveles infernales, frío, calor,lluvia,
sufriendo para subir, sufriendo para bajar, dolores en todo el cuerpo.
Ese deporte de locos llamado ciclismo, aunque podría calificarse más
bien de veneno, una vez inoculado en tu organismo estás perdido.
Te verás
gordo cuando tu familia te diga aquello de "que flaco estás, da asco
verte" , deseas que no llueva nunca, el historial de tu navegador está
lleno de tiendas de bicis y tu reloj de pulsera es un pulsómetro.
Todo ello a
costa a veces de sacrificar horas de tu vida familiar y escaquearte un
poco a tus obligaciones domésticas. Los que vivís en pareja sabéis de
que hablo.
Tengo la
suerte de tener a mi lado a una persona maravillosa que me anima en mis
locuras y se arma de paciencia cuando le cuento mis batallitas o empiezo
con la cantinela de: He visto en una tienda...
Por todo ello sólo puedo decir:
GRACIAS
Pd Evidentemente se me ha ido el hilo de esta entrada por completo, pero creo que hace ya mucho tiempo que se lo debía.
No se le pueden poner puertas al campo es un gran refrán
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