Una salida con el club merece una entrada por varios motivos. En mi caso por que entre los días de trabajo y las marchas, desde el mes de febrero no podía salir con ellos.
Además mi primera salida larga después del golpe de la QH, había que probar al hombre y a la máquina. Que épico ha sonado eso.
06 30 En la rotonda Jaume y yo vamos camino del punto de encuentro. Le esperan unos días de km y puertos míticos junto a Joan, otro compañero. Marmotte y Maratona, entre una y otra irán añadiendo muescas en las tijas de su sillín, Stelvio, Marmolada... Un sueño para cualquier aficionado a darle a los pedales.
Volvamos a la cruda realidad. Somos pocos, la salida de hoy era larga, más de 150 km, Lorenzo ya picaba y decidimos hacer la corta, aún así saldrán unos 110 km.
Iniciamos la ruta camino del Ordal
Mientras sea llano, delante, no hay problema
Camino de Cervelló, Manuel, que este año ha debutado en las brevets, pone un ritmo matador, el girará en el Ordal, a peasr de ello, todos detrás, que no se diga. ¿Todos? No todos no, algunos tenemos problemas para seguir el ritmo de ciclomotor y decidimos subir más tranquilos.
Adios chicos, nos vemos arriba
El maillot de puntos ya es mío, jajaja
En la bajada, adelanto a la caravana de indignados a pie hasta Madrid. Reagrupamos en el pueblo de Ordal. Bajada y a los Cassots, por esta cara es poco más que un repecho largo. Casi nadie quita el plato, todos soplan, pero nadie afloja
Ya casi estamos.
Arriba hay un club de carretera. Es la señal que se ha terminado el sufrimiento.
Me hace pensar en los líos que te puede suponer el mal uso del lenguaje.
Si el sábado llego a usar la preposición equivocada me hubiera metido en un buen lío. Me explico:
Entre:
Cariño el domingo me voy al club y
Cariño el domingo me voy con el club
Si encima llego a casa diciendo que he agarrado una "pájara"...
Sant Sadurní y camino de S. Pere de Riudebitlles, pueblos que hasta no hace mucho yo los oía en la previsión del Tomás Molina y me sonaban tan lejanos como Hanoi ;)
Desayunamos allí. A la vuelta, pasar por la C15 era la peor opción, en obras, sin arcén, así que es la escogida. La dirección me empieza a vibrar de tanto pasar por las pastillas reductoras de velocidad.
Seguimos camino y llegamos a Sitges, en el mar no cabe un alma en la orilla, pero más adentro las barcas parecen estar en doble fila, juntas unas a otras.
Al agua patos!!!
Llegamos a casa sin más novedad. Ducha fresquita y a disfrutar del domingo.
me encantaba el Ordal cuando tenía aquel final con aquellas curvas y las antenas, antes de que lo mutilaran.
ResponderEliminarY sí, la c15 da mucho palo, cómo sois!
Lo del mar, refrescante! quién tuviera una de esas barcas.
Ah, y pásate por mi blog, que te entrará calor! ;)